jueves, 18 de agosto de 2016

AGOSTO DE 2016. LORCA VIVE EN NUESTRA MEMORIA





SE LO LLEVARON DE CASA DE LOS ROSALES, SI EN GRANADA, SU GRANADA. DONDE SE AGITABA LA DERECHA MAS REACCIONARIA DE ESPAÑA. LORCA VIVE EN NUESTRA MEMORIA.


SALUD


Reproduzco a continuación el articulo de JOAN OLLÉ.


80 Años sin García Lorca


ME LLAMO FEDERICO






Me llamo Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca. Nací en Fuentevaqueros, Granada, el 5 de junio de 1898. Por mi manera de hablar y de moverme, los niños de la Academia  Alemán me llamaban Federica. Más tarde, Rafael Alberti dijo de mí que era una niña que recogía aceitunas y le había enseñado mucha botánica. A los 16 años me matriculé en la Universidad de Granada para estudiar Filosofía y Letras y Derecho. En la primavera de 1919 me trasladé a Madrid, donde en la Residencia de Estudiantes conocí a algunos de los que serían mis grandes amigos,  y a Salvador Dalí, mi primer gran amor. Luego quise o deseé -siempre a decir de mis biógrafos- a Emilio Aladrén, Eduardo Rodríguez Valdivieso, Rafael Rodríguez Rapún, Juan Ramírez de Lucas... Yo no quería ser mariquita.
En mayo de 1921, en Granada, tuve el honor de conocer al maestro Manuel de Falla. Una frase suya, "Ir de lo local a lo universal", presidió el resto de mis días. Con él y con Don Ignacio Zuloaga organizamos  el verano del 22, en el Patio de los Aljibes de la Alhambra, el Primer Concurso de Cante Jondo, para dignificar el gran arte que hasta entonces solo era considerado un aullido de gitanos.

"¿Qué es el Estado, Federico?", me preguntó. "El Estado es una araña". ¡Aprobado!


En febrero de 1923 obtuve el título de Derecho. Me examinó mi buen amigo Fernando de los Ríos. "¿Qué es el Estado, Federico?", me preguntó. Le respondí: "El Estado es una  araña". ¡Aprobado! Dos años más tarde,  invitado por los Dalí, viajo a Cadaqués, para pasar la Semana Santa con ellos. Aquellos días compartidos con Salvador, su dulcísima hermana Anna Maria y sus padres marcaron profundamente mi vida. Dalí  se marchó a París, con Luis Buñuel. Mi obra  literaria y sentimental se venían abajo. Nadie se interesaba por 'Mariana Pineda', hasta que en marzo del 27 se la leí a la gran actriz Margarida Xirgu, quien la estrenó con gran éxito el día de San Juan de 1927 en el Teatro Goya de Barcelona.

GENERACIÓN DEL 27

En diciembre de aquel mismo año nos reunimos en Sevilla varios poetas (lo que más tarde dieron en llamar Generación del 27) para conmemorar los 300 años de la muerte de Luis de Góngora. Miguel Hernández, con quien nunca nos entendimos, no estaba entre nosotros.
Al año siguiente publiqué 'Romancero Gitano'. Dalí me escribió: "Federico, tú eres un genio y lo que se lleva ahora es la poesía surrealista. Así que no pierdas tu talento con pintoresquismos". Buñuel y él rodaron y estrenaron en París una película que se llamó 'Un perro andaluz', una mierdecita así de pequeñita. Y el perro andaluz era yo.

En Norteamérica descubrí la injusticia, la alienación, la deshumanización; allí comprendí que que unos pocos banqueros eran los amos del mundo

Por aquellos años viví una de las crisis más hondas de mi vida al separarme de Emilio, con quien mantenía  una intensa relación afectiva: descubrí lo que es sufrir por la belleza masculina. A causa de la  fuerte depresión en la que caí después de  nuestra ruptura, viajé a Norteamérica, donde escribí 'Poeta en Nueva York'. Allí descubrí la injusticia, la alienación, la deshumanización; allí comprendí que unos pocos banqueros sin escrúpulos eran los amos del mundo.

CAZANDO COCODRILOS

Al cabo de un año dejé Manhattan para mudarme a La Habana, donde di conferencias, recitales y trabajé en nuevos proyectos escénicos como 'El público' y 'Así que pasen cinco años', mi teatro "imposible". Me acosté con varios chicos jóvenes y guapos, me  pavoneaba por el Malecón y fui invitado a  una cacería de cocodrilos.
Regresé a España en 1930, poco antes de instaurarse la Segunda República.  Mi amigo y flamante ministro de Instrucción Pública Fernando de los Rios nos concedió una subvención para fundar y mantener La Barraca, un grupo de teatro universitario con el que representamos a los grandes autores del Siglo de Oro por ciudades y pueblos de toda España. Los hombres de la compañía vestíamos un mono azul de trabajo y las mujeres, un vestido también azul con cuello blanco. En una ocasión en que coincidimos con José Antonio Primo de Rivera, me dijo, sonriente: "¿No crees que tus mamelucos azules y nuestras camisas azules podrían forjar, juntos, una España mejor?".  Pocos amigos sabían que muchos viernes cenábamos con José Antonio; solíamos salir juntos en un taxi con las cortinillas bajadas, porque ni a él le convenía que le viesen conmigo ni a mí me convenía que me viesen con él.

A LAS CINCO DE LA TARDE

El 11 de agosto de 1934, a las cinco en punto de la tarde, murió en la plaza de Manzanares (Ciudad Real) mi queridísimo amigo Agustín Sánchez Mejías, torero y escritor. En la Navidad de 1935, la compañía de la Xirgu ofreció, en el Principal Palace de Barcelona, una función de 'Doña Rosita la soltera' para las floristas de las Ramblas. Allí volvía a estar Salvador Dalí, con quien llevábamos siete años sin vernos. Pocos meses más tarde, en una cena de intelectuales, leí un manifiesto en apoyo del Frente Popular, que apareció publicado al día siguiente con 300 firmas. Alberti me atribuyó la autoria de unos muy combativos poemas suyos, que leyó por Radio Madrid. ¿Por qué?






















El 3 de julio del 36, una unidad de la Guardia de Asalto acabó con la vida del diputado de la CEDA José Calvo Sotelo, en represalia por el asesinato, horas antes, del teniente José Castillo. Se intuía una sublevación militar. Empaqueté cuatro cosas, pedí prestadas 200 pesetas y me monté en un tren de noche en la Estación de Mediodía para dirigirme a la Huerta de San Vicente, donde mi familia pasaba el verano. El 18 de julio, día del Alzamiento y de San Federico, patrón de mi padre y mío, en casa no hubo invitados ni dulces ni licores.

CASA DE LOS ROSALES

El 6 de agosto, un escuadrón falangista se personó en la Huerta; buscaban una inexistente radio clandestina con la que, dijeron, yo me comunicaba con los rusos. ¡Qué bobada! Tres días más tarde, una docena de hombres armados, entre los que figuraban mis primos Miguel y Horacio Roldán, me golpearon y tiraron escaleras abajo, insultándome. En consejo de familia se decidió que lo mejor para mi seguridad era esconderme en casa de los Rosales: Miguel y Pepe, hermanos de Luis, amigo del alma, eran destacados falangistas joséantonianos.

Ruiz Alonso presentó una denuncia contra mí por ser secretario y amigo de Fernando de los Ríos, espía de los rusos y homosexual

El  16 de agosto del 36, sabedor de que me encontraba en el domicilio de los Rosales, Ramón Ruiz Alonso, exdiputado de la CEDA, presentó una denuncia contra mí por ser secretario y amigo de Fernando de los Rios, espía de los rusos y homosexual, y, sin orden alguna de detención ni conocimiento de sus mandos, ordenó  que un centenar de policias y guardias civiles rodeasen la casa y se apostasen en los tejados. La madre de los Rosales no consintió que se me llevaran hasta que alguno de sus hijos se encontrase en casa. Me acompañó Miguel, y, en cuanto tuvieron noticia, José (Pepinique) y Luis se personaron en el Gobierno Civil. José, furioso, pidió cuentas sobre mi detención y, en ausencia del comandante comisario de guerra José Valdés Guzmán, dejó constancia escrita de su protesta. Luego, Valdés pidió su cabeza  por esconder en su casa a un enemigo del Régimen. El incidente terminó con una multa de 25.000 pesetas disfrazada de donativo voluntario al ejército, que el padre de los Rosales tuvo que hacer efectivo.

"DADLE CAFÉ"

A la mañana siguiente, Pepe se presentó de nuevo ante Valdés con una orden de libertad firmada por el gobernador militar de Granada, el coronel Antonio Gómez Espinosa; el comisario le informó  de que ya era tarde, que  se me habían llevado a Víznar y me habían fusilado de madrugada. La realidad es que todavía me encontraba retenido en el Gobierno Civil, desde donde, horas más tarde, sería  trasladado a La Colonia, un caserón cerca de Granada donde pasaban sus últimas horas los condenados a muerte.

Al ser yo un personaje notorio, el gobernador Valdés Guzmán no se atrevió a ajusticiarme sin la orden de un superior. Queipo de Llano, gobernador militar de Andalucía,  fue informado telefónicamente. "¡Que le den café. A ese maricón, dadle café, mucho café!", fue su respuesta.

Fui fusilado por las llamadas Escuadras Negras y varios voluntarios golpistas en un paraje cerca de Alfacar, junto al barranco de Víznar la noche del 17 al 18 de agosto, en la primera luz del día, junto a un par de banderilleros afiliados a la CNT y un maestro cojo destinado en el  pueblo de Pulianas. Poco antes de la ejecución intenté rezar, pero no fui capaz de recordar ninguna plegaria. Mi madre me las enseñó todas y ahora las había olvidado. De esto, hoy se cumplen 80 años.

martes, 16 de febrero de 2016

80 años del Frente Popular: lecciones para la España de hoy

nota de autor de este blog.
Creo que las anotaciones históricas deben ser conocidas, este apunte corresponde a la buena acción en este sentido de El País del 16 de febrero de 2016, 80 años después de unas elecciones que fueron las ultimas hasta junio de 1977, en estas votamos con mucha ilusión algunos y con muchos miedos otros. La reflexión es la siguiente, todos los actuales políticos de derechas o de izquierdas saben que esto paso, saben algunos que se dicen de izquierdas que de los que ellos llaman "casta", algunos fuimos los que luchamos contra la dictadura para que ellos hoy puedan hacer política sin miedo ???


80 años del Frente Popular: lecciones para la España de hoy.


Por: | 16 de febrero de 2016
Foto-blog
El presidente de la República, Manuel Azaña, en un mitin en la plaza de toros de Bilbao (autor desconocido).
Se cumplen hoy martes, 16 de febrero, 80 años de las elecciones en las que triunfó la coalición del Frente Popular, las últimas de la Segunda República antes del golpe de Estado que abrió paso a la Guerra Civil, las segundas en las que votaban las mujeres en la historia de España. Los españoles no volverían a tener unas elecciones democráticas hasta junio de 1977, 41 años después.
El 7 de enero de 1936, ante la profunda crisis gubernamental de la coalición entre la CEDA y el Partido Radical, Niceto Alcalá Zamora, presidente de la Republica, firmó el decreto de disolución de las Cortes y encargó a Manuel  Portela Valladares la tarea de organizar nuevas elecciones. Ya no había posibilidades de formar más gobiernos efímeros de derechas. Unas nuevas elecciones decidirían el rumbo de la República.

En los meses anteriores, Manuel Azaña e Indalecio Prieto habían mantenido correspondencia sobre la necesidad de construir una coalición reformista similar a la que había gobernado los dos primeros años de la República. Francisco Largo Caballero, desde la dirección de la UGT, se opuso a ese acuerdo, aunque ante la convocatoria de elecciones accedió a incorporarse, con la condición de que, después de las elecciones, si la coalición ganaba, debían gobernar sólo los republicanos y además el PCE debía entrar en esa coalición electoral.
Los comunistas la bautizaron Frente Popular, nombre que nunca aceptó Manuel Azaña, y el pacto oficial de creación se anunció el 15 de enero, con la firma de los dirigentes de los partidos republicanos de izquierda, Azaña, de IR, y Martínez Barrio, de UR; del movimiento socialista, que incluía al PSOE, a la UGT y a las Juventudes Socialistas; del PCE; del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), una organización nueva, creada en septiembre de 1935, resultado de la fusión del Bloc Obrero y Camperol, de Joaquín Maurín, y de Izquierda Comunista, de Andreu Nin; y del Partido Sindicalista, creado por Ángel Pestaña tras su salida, expulsado, de la CNT.
La derecha no fue esta vez tan unida como en 1933, y la CEDA, dependiendo de las provincias, estableció acuerdos electorales con republicanos conservadores, radicales o con fuerzas monárquicas y fascistas. En Cataluña, la CEDA, la Lliga, los radicales y los tradicionalistas formaron un amplio Front Català de l´Ordre. Los radicales, desacreditados y hundidos tras los escándalos por corrupción, tuvieron que presentar sus candidaturas al margen de las dos alianzas principales.
La izquierda publicó un manifiesto con la petición de “amplia amnistía” y readmisión de los despedidos como ejes comunes. La CEDA centró su campaña "¡Contra la revolución y sus cómplices!", con una visión catastrofista de lo que había significado hasta entonces la República. Para la izquierda, quedaban atrás dos años de destrucción de las reformas republicanas, el "bienio negro". La CEDA, que no había podido cumplir su objetivo de rectificar a fondo el rumbo reformista, prometió la revisión total de la Constitución. La extrema derecha, con Calvo Sotelo a la cabeza, consideraba ya acabada a la República y presentaba, sin ambigüedades, su Estado autoritario y corporativo. La fecha de las elecciones para decidir todo eso, un nuevo rumbo para la República o su muerte definitiva, era el domingo 16 de febrero de 1936.
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El poeta Rafael Alberti pronuncia un discurso tras la victoria del Frente Popular. / EFE (reproducida del libro 'Retrato de Rafael Alberti', de María Asunción Mateo.


La coalición del Frente Popular salió victoriosa de las urnas, y eso significó para muchos el segundo acto de una obra iniciada en abril de 1931 e interrumpida en el verano de 1933. Una segunda oportunidad, efectivamente, para Manuel Azaña, de nuevo en el poder y con las multitudes en las calles; para los socialistas, que volvían a poseer una notable influencia en los poderes locales; y para los anarcosindicalistas, que podían recuperar su capacidad de agitación y algunos de los apoyos sociales perdidos.
Pero por mucho que retornaran sus protagonistas, el ambiente tras ese triunfo político de la izquierda en poco o nada se asemejaba al de aquella primavera de 1931 que había inaugurado la República. El Partido Radical, el más histórico de los partidos republicanos, fundador de la República y partido gobernante desde septiembre de 1933 hasta diciembre de 1935, se hundió en las elecciones. La gente de orden se sintió amenazada por el nuevo empuje de las organizaciones sindicales y de los conflictos sociales. La derecha no republicana, derrotada en las urnas, ya sólo pensaba en una solución de fuerza contra el Gobierno y la República. Un sector importante del Ejército conspiró y no paró hasta derribarlos.
El 72% de la población española, hombres y mujeres, votó en febrero de 1936, la participación más alta de las tres elecciones generales que tuvieron lugar durante la Segunda República. Como demostró hace años Javier Tusell, fueron también unas elecciones limpias, en un país con instituciones democráticas y con muchos sectores de la población que consideraban ese acto electoral decisivo para el futuro. Por eso la campaña electoral fue tan intensa, agitada. El Frente Popular planteó un programa moderado, que atrajo a muchos antiguos votantes del Partido Radical, con la amnistía y la vuelta a las reformas, a las soluciones políticas, como puntos básicos. La derecha no republicana, que derrochó medios y toneladas de papel, recordó los horrores de la revolución de Asturias e insistió en que era una batalla "¡Por Dios y por España!", entre la "España católica... y la revolución espantosa, bárbara, atroz". La ultraderecha, monárquica y fascista, apelaba ya la lucha armada y a la salida dictatorial.
Al margen de esa agresividad verbal, hubo pocos incidentes durante la campaña electoral. Ganó por pocos votos el Frente Popular, aunque el sistema mayoritario establecido por la ley electoral le dio una holgada mayoría en las Cortes. Los partidos más votados fueron la CEDA y el PSOE, seguido muy de cerca por Izquierda Republicana, mientras que el Partido Radical, que presentó casi todos sus candidatos al margen de las coaliciones principales, quedó reducido, tras la revisión de actas, a cuatro diputados, 99 menos que en 1933. Alejandro Lerroux ni siquiera salió elegido en la lista del Front Català d´Ordre.
El Frente Popular obtuvo 263 escaños, la derecha 156 y los diferentes partidos del centro 54. El electorado votó sobre todo a socialistas, republicanos de izquierda y católicos. En el Frente Popular, los primeros puestos en las candidaturas los ocuparon casi siempre los republicanos del partido de Azaña, y en la derecha fueron a parar a la CEDA, lo cual no confirma, frente a lo que se ha dicho en ocasiones, el triunfo de los extremos. Los candidatos comunistas siempre estuvieron en el último lugar de las listas del Frente Popular y los 17 diputados obtenidos, después de conseguir sólo uno en 1933, fueron el fruto de haber logrado incorporarse a esa coalición y no el resultado de su fuerza real. La Falange sumó únicamente 46.466 votos, el 0,5% del total. Había 33 partidos representados en las Cortes, de los que sólo 11 consiguieron más de 10 diputados. Un parlamento muy fragmentado, más que polarizado, en el que además el partido que había presidido los gobiernos en los dos años anteriores se convirtió en un mero espectador.
Portela, antes las presiones de unos y de otros para que declarara el estado de guerra y anulara los resultados de las elecciones, asustado por los rumores de golpe militar y por los disturbios provocados en varias ciudades para liberar a los presos políticos, dimitió el 19 de febrero. Niceto Alcalá Zamora, presidente de la República, llamó a Manuel Azaña para encargarle la formación del Gobierno.
En el Gobierno sólo había republicanos, tal y como había pactado Azaña con los socialistas antes de las elecciones, sobre todo porque los socialistas rechazaron la posibilidad de volver a formar un gobierno de coalición con los republicanos. Nueve ministros eran de Izquierda Republicana, tres de Unión Republicana y había también un independiente, el general Carlos Masquelet, antiguo asesor de Azaña en los primeros años de la República, a quien ahora nombre ministro de la Guerra. Era un Gobierno moderado, mal llamado de Frente Popular, formado por catedráticos y abogados en su mayoría. En las primeras declaraciones, Azaña pidió unión bajo una misma bandera "en la que caben los republicanos y no republicanos, y todo el que siente amor a la patria, la disciplina y el respeto a la autoridad constituida".
Pero la amenaza al orden social y la subversión de las relaciones de clase se percibían con mayor intensidad en 1936 que en los primeros años de la República. La estabilidad política del régimen corría también más peligro. El lenguaje de clase, con su retórica sobre las divisiones sociales y sus incitaciones a atacar al contrario, había impregnado gradualmente la atmósfera española desde que el proyecto reformista de los primeros gobiernos republicanos chocó con obstáculos insalvables. La violencia, además, hizo acto de presencia con algunos atentados contra personajes conocidos y los choques directos armados entre grupos políticos de la izquierda y de la derecha plasmaban en la práctica, con resultados sangrientos en ocasiones, los excesos retóricos y la agresividad verbal de algunos dirigentes. Y por si eso no bastara, los dos partidos con más presencia en las Cortes, el PSOE y la CEDA, tampoco contribuyeron durante esos meses a la estabilidad política de la democracia y de la República.
La política y la sociedad españolas mostraban signos inequívocos de crisis, lo cual no significaba necesariamente que la única salida fuera una guerra civil. Pero la hubo y comenzó porque una sublevación militar debilitó y socavó la capacidad del Estado y del Gobierno republicano para mantener el orden. En febrero de 1936 hubo elecciones libres y democráticas; en julio de 1936, un golpe de Estado. La historia se aceleró en aquellos cinco meses.
Julián Casanova es autor de República y guerra civil (Crítica/Marcial Pons)



martes, 2 de febrero de 2016

LOS EXDIPUTADOS OPINAMOS QUE.



 

 

ANTE LA SITUACIÓN POLÍTICA

COMUNICADO A LA SOCIEDAD DE LA

ASOCIACIÓN DE EXDIPUTADOS Y EXSENADORES

DE LAS CORTES GENERALES

 

La Asociación de Ex Diputados y Ex Senadores de las Cortes Generales, consciente de la actual situación política, hace un respetuoso llamamiento a los partidos políticos y formaciones políticas con mayor representación parlamentaria con el fin de que establezcan un clima de diálogo propicio que haga posible la pronta formación de un nuevo Gobierno.

 

 La Asociación de Ex Diputados y Ex Senadores de las Cortes Generales, integrada por personas de distintas ideologías y corrientes políticas con una amplia experiencia parlamentaria, estima que la actual situación requiere de un ejercicio de madurez y responsabilidad política de nuestros representantes que antepongan a sus legítimos intereses partidarios los intereses generales de la sociedad española, cuyas dificultades exigen la aplicación de urgentes medidas políticas para:

  • La superación de la crisis económica que favorezca el fomento del empleo digno y estable.
  • La consolidación de una sanidad pública y de un sistema educativo eficientes.
  • La  erradicación urgente de la corrupción política y el establecimiento de estrictas normas democráticas en el funcionamiento de los partidos políticos y en la transparencia de su financiación.
  • El restablecimiento del imperio de las leyes y del derecho que definen el marco de convivencia democrático territorial, la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos y el respeto a las instituciones del Estado democrático.
  • La urgente recuperación de la iniciativa e influencia en la Unión Europea para colaborar en el diseño de su futuro y en sus políticas de desarrollo económico y social, en un marco de progreso solidario
  • La reforma de la Constitución.
    Por ello, propugnamos un pacto por la gobernabilidad posible y estable en torno a un programa que incluya las medidas anteriormente citadas, para preservar los avances democráticos y sociales alcanzados por los españoles durante estas últimas décadas, y recuperar la confianza del pueblo español en sus representantes políticos e instituciones.
     
    Responsabilidad y gobernabilidad son exigencias para un tiempo nuevo que reclamamos democrático y sometido al imperio de la ley y al derecho, en el que se restablezca la cultura del diálogo, el respeto a las posiciones de los otros y el pacto, frente a la cultura de la imposición que tan negativo resultado tuvo siempre para la convivencia de todos los españoles.
     
    Para lograr estos objetivos ofrecemos el apoyo y la experiencia de todos los que integramos la Asociación de Ex Diputados y Ex Senadores de las Cortes Generales.